El Azabache >> ARQUEOLOGÍA E HISTORIA
La pieza más antigua localizada hasta la fecha, y excepcional en el contexto europeo, es una cuenta de collar recuperada en las excavaciones arqueológicas de la cueva de Las Caldas (Oviedo), en un nivel de ocupación del Solutrense superior, cuya antigüedad se remonta a unos 19.000 años antes del presente.
Ofrece particular interés asimismo, la singular cuenta de azabache hallada en la excavación del túmulo XV de la gran necrópolis del Monte Areo (Carreño). Extraída junto al pórtico de la cámara sepulcral de la tumba, formaría parte de un complemento de adorno de alguno de los individuos allí inhumados, hace unos 5.000 años. Con forma de oliveta, la pieza alcanza los 31 mm. de longitud, con un diámetro en su parte central que ronda los 24 mm. Su técnica de fabricación, con la perforación central realizada mediante taladro de arco, partiendo desde los dos polos de la cuenta, y posterior pulido, es idéntica a la empleada prácticamente hasta la actualidad por los artesanos azabacheros tradicionales.
Azabache en bruto y someramente desbastado aparece en poblados de la primera Edad del Hierro, del entorno de la ría de Villaviciosa, dentro de contextos de ocupación que se remontan al siglo VIII, antes de Cristo.
No es ajena la presencia de este material en los yacimientos asturianos de época romana, como testimonian las cuentas de collar recuperadas en la Villa romana de Veranes (Gijón) dentro de niveles datables en torno al siglo V de nuestra era.
En el castillo de Curiel (Peñaferruz, Gijón), se extrajo también una cuenta similar a éstas últimas, dentro ya de un estrato datado en la segunda mitad del siglo XII-primera mitad del siglo XIII. Como acertadamente sugieren los autores del hallazgo, podría tratarse también de una pieza de época tardoantigua, expoliada de alguno de los numerosos asentamientos de este periodo, localizados en el entorno.
La recuperación de piezas de azabache en contextos de época medieval es relativamente frecuente, en particular en los depósitos arqueológicos correspondientes a etapas finales de este período e inicios de la Edad Moderna, coincidiendo con el momento quizá, de mayor vitalidad de esta artesanía.
En este sentido, son especialmente relevantes las excavaciones arqueológicas que vienen realizándose en los últimos años dentro del primitivo recinto amurallado de la antigua Puebla de Maliayo, la actual Villaviciosa. Ésta es sin duda la villa azabachera española por excelencia, ya que en la franja costera de este municipio se concentra más del 90 % de las explotaciones de azabache de nuestro país.
La vieja puebla medieval, fundada por el Rey Sabio en el último tercio del siglo XIII, y su alfoz, uno de los más extensos de Asturias, surtieron secularmente de artesanos y materia prima a buena parte de los centros transformadores hispanos y europeos, y en particular a la ciudad del Apóstol, meta del Itinerario jacobeo, al que tan estrechamente se encuentra vinculada la artesanía del azabache.
Villaviciosa probablemente contó en época medieval con una rúa azabachera, la antigua calle del Espadañal, en la que se concentrarían pequeños talleres que quizá elaborasen fundamentalmente obra menor con destino a los grandes puntos de venta. Uno de estos talleres fue objeto de excavación arqueológica en la década de los 90.
En ella se recuperaron diversos tipos de cuentas y anillos, así como otros materiales relacionados con el proceso de transformación.
La instalación debió mantenerse en funcionamiento, al menos, desde fines del siglo XV hasta el último tercio de la centuria siguiente.
La excavación arqueológica de la trasera del antiguo palacio de Los Hevia, sacó a la luz un amplio tramo de la mencionada calle del Espadañal, a la que venimos haciendo alusión. Los trabajos permitieron documentar un rudimentario piso empedrado, excepcional ejemplo de un vial datable en el tránsito de los siglos XIV-XV, centuria esta última en la que se produce su abandono.
El depósito albergaba una ingente concentración de desechos de talla de azabache, así como abundantes cuentas, que permitirán establecer sólidos referentes cronológicos en relación con determinados tipos de estos abalorios.
Las excavaciones arqueológicas realizadas en el caso antiguo de la capital ovetense, otro de los grandes centros de la peregrinación jacobea, también han proporcionado piezas de azabache.
Sirva de ejemplo la singular cigua cuádruple, de 21 mm. de longitud, sin paralelo conocido hasta la fecha, recuperada en la excavación de un solar de la calle La Rúa de Oviedo (Asturias), datada en torno al siglo XV.
Rogelio Estrada Garcia